lunes, 2 de julio de 2012

Cómo los servicios de geolocalización cambian la forma de entender las relaciones y los mapas

Findmyfriends

Este artículo se publicó originalmente en Cooking Ideas, un blog de Vodafone donde colaboramos semanalmente con el objetivo de crear historias que «alimenten la mente de ideas».La aplicación Buscar a mis amigos para iPhone (o, para el caso, Google Latitude o incluso FourSquare para Android o Windows Phone) provoca sentimientos enfrentados en mucha gente. Para unos, la posibilidad de tener localizados en tiempo real a los familiares y amigos sobre el mapa es algo intrusivo, fiscalizador e inconcebible. Para otros, en cambio, es una pizca del futuro traída al presente: algo como el tricorder de Star Trek, que además resulta útil, práctico y divertido.Recordemos cómo funciona: la app, que viene de serie en iOS, permite crear una lista de amigos que también tengan un iPhone o dispositivo iOS y activen la misma aplicación. Tras pedirse permiso unos a otros, se puede ver sobre el mapa la posición de los demás en tiempo real y con cierta precisión: la del GPS si está activado, o bien la de las redes Wi-Fi o las torres de telefonía móvil más cercanas. Todas estas funciones se combinan en lo que Apple suele llamar los «servicios de localización», para obtener la posición real bajo petición y transmitirla de unos iPhones a otros rápidamente. (En otras apps y servicios similares el método es parecido, aunque a veces hace falta que la persona indique expresamente dónde está haciendo un check-in.)

intentos más próximos, si además son gratis.



Se podría pensar que de poco servirá todo esto en el futuro porque la gente es muy recelosa de su privacidad. Craso error. Como ya sabemos, en todo lo relacionado con la privacidad en Internet hay una gran paradoja: que muchas personas encuentran mucho más útil y práctico liberarse de ella y volcar información al alcance de cualquiera que preocuparse de guardarla a cal y canto. Ya sea para conseguir premios virtuales –caso de FourSquare– como para hacer amiguitos –como podría suceder en Facebook o Twitter– es más probable que la gente corriente comparta esa información permanentemente a cambio de un servicio útil o incluso de un regalo inútil. Colocados pacientemente, eso serían muchos puntitos en el mapa.



Tengamos en cuenta que mucha gente también está pensando en ponerle rastreadores GPS parecidos a un pequeño móvil con aplicaciones como estas a sus niños, coches, a los abuelitos que se pierden e incluso a las mascotas. Y que las plataformas ahora separadas (ej. Amigos frente a Latitude o FourSquare) podrían unificarse o al menos interactuar. Entonces sí que estaríamos hablando de un mapa lleno de puntitos, con conocidos y desconocidos, humanos, animales y entidades mecánicas, para conformar un mapa totalmente diferente y «vivo» de los lugares por los que transitamos habitualmente.

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